Último trabajo de Heracles de Matías Amengual por Paul Guillén



En el número 3 de la revista Sol negro, preparé un dossier extenso sobre última poesía argentina al cual titulé: “18 poetas argentinos recientes (1967-1982)”, me gustaría citar la breve nota de introducción al dossier: “En la poesía argentina de los 90 hay una preponderancia del realismo sucio que luego se prolongará a una poesía de corte pop-lúdica, en este dossier –me refiero al dossier de la revista Sol negro– nos fijaremos antes que en tendencias aceptadas como canónicas, en tensiones del lenguaje, nos interesa la poesía que tenga una alta intensidad, una poesía que problematice su instrumental retórico y su enunciación, que denote un problema mayor en su teoría de representación y que inserte espirales o galaxias de significación antes que una linealidad de sentido, por ello en estas páginas, aunque importantes dentro de un panorama exhaustivo, no consideramos las poéticas de Alejandro Rubio, Sergio Raimondi, Martín Gambarotta, Verónica Viola Fisher, Fabián Casas o Washington Cucurto, preferimos optar por voces distintas a la franja ‘más reconocible’ de la poesía argentina de los 90 y 2000”. En ese sentido, en ese dossier se podía encontrar poetas con tendencias que abarcaban desde la poesía visual, pasando por el neobarroco, hasta una poesía experimental que incide entre las relaciones de la cultura, la ironía y los quiebres lingüísticos y semánticos. Último trabajo de Heracles de Matías Amengual, me permite continuar repensando lo que ocurre en la poesía latinoamericana actual. Los medios de comunicación, de difusión, erigen a los poetas en la actualidad. Lo que quiero decir, y especialmente en el caso argentino, es que no necesariamente los poetas o escritores que salen en los medios de comunicación son los mejores, he visto con saludable interés la apuesta de otros poetas de trabajar casi escondidos, como en un sistema interior. Esto me hace recordar en el caso peruano a José María Eguren y César Moro, y en el ámbito latinoamericano a Jorge Cuesta en México, José Antonio Ramos Sucre en Venezuela. Ahora, Último trabajo de Heracles tiene esa rara virtud de instalarse en la modernidad fijando los ojos al pasado y al presente, fundándose en esa propia tensión. El libro se me torna cercano, por algunas razones obvias, una de ellas es su preponderancia hacia ciertas poéticas que me son familiares; en el epílogo del poemario, se puede leer que está vinculado con Yeats, Pound, Kavafis y más atrás con los temas que desarrolla la elegía amatoria romana, en este nivel se menciona a Safo, Calímaco, Catulo, Tíbulo, Propercio y Ovidio. Vale asimismo detenerse también un poco en la figura de Heracles, para los romanos Hércules: fue un semidiós, hijo de Zeus y una mortal. La diosa Hera, esposa de Zeus, conociendo de la existencia de Heracles y de la infidelidad de Zeus, intentó matarlo mandando dos serpientes, luego en la adultez le provocó la locura y Heracles asesinó a sus propios hijos, por lo cual se le ordenó que realizará 10 trabajos que luego se convertirían en 12, en dos trabajos había recibido ayuda. Por ejemplo, el primer trabajo era matar al león de Nemea, y el décimo segundo ir en búsqueda de Cerbero, al Hades. El título del libro de Matías no se refiere a este último trabajo, sino a otro trabajo que, a grandes rasgos, es el trabajo de siempre, para hacer una analogía con “los trabajos y los días” de Hesiodo, es el trabajo eterno de preguntarse por lo justo y de su intento, con esa capacidad dantesca de transformar esa condición humana en una metáfora de la búsqueda del amor, en la que reside su valor poético.
Recordando los famosos versos de Keats: “La belleza es verdad y la verdad belleza”,  podría pensarse que la verdad y belleza son expresión de esa idea de justicia o de amor, pero hay en el libro una distinción conceptual entre La Belleza y lo bello o lo hermoso, entre lo trascendental y lo propio del goce sensorial: pero que en un primer momento, no hay distinción porque están, de manera casi platónica, fundido lo bello erótico con lo trascendental en el Deseo: en el primer poema del libro evidencia eso: “Voy a recordarte / y hacer el amor / y a ti y contigo / a todos tus ancestros” Pero esa instancia parece nunca resolverse en el libro, nunca terminar de discriminarse, hecho dentro del libro que es su espíritu de ironía, que claramente dialoga con Catulo y que a su vez es su carácter posmoderno a pesar de los elementos antiguos.
Para resumir y finalizar, los temas principales de los que trata Último trabajo de Heracles son el poder, la corrupción, el deseo y sus objetos, el poema “La comunidad imposible” trata sobre algunos de estos temas y uno de los que en sí mismo más contiene toda su temática:



“Que abdique la propiedad privada
y que abdique el poder:
mas será en vano
mientras no se pueda abolir la belleza,
porque humilla al hombre e inquieta el alma,
liba el orgullo indiferente a lo tierno
con guirnaldas en los senos y en los pies,
la nupcia fugada. Que abdique
porque no es más que el inicio de la desigualdad
y la discordia: hay combate, porque es gloria
y es urgencia.
Abdica, belleza, para que sea posible
la fraternidad, aunque pesada,
y aunque escriba en piedra y llanto
que lo hermoso es sagrado”.